viernes, 9 de noviembre de 2012

PROLOGO


Después de pensar en los hechos históricos y las dinámicas generacionales que me brinda la percepción dentro de la actual escala evolutiva del pensamiento, llegué a imaginarme con un cráneo más ensanchado, respirando por fosas nasales protuberantes, mi inconsciente agudizó los sentidos enverando a través de unos ojos rasgados que embargaban las pupilas al contemplar su cuerpo en el regazo de un árbol, mientras alzaba unas manos mucho más laboriosas. Quise articular lo que sería un lenguaje apropiado.¿ Cómo concebir la vida? -sin sentirme abatido por una civilización progresista-, ¿hubiera venerado deidades, sin regirme con escepticismo, al no aceptar lo que para mí se impuso bajo el más grande genocidio de la historia? -el monoteísmo-. éstas reflexiones me alentaban ya que sin ser un escritor, pensaba mientras veía entre mis dedos, como venían dejándose caer tres o cuatro hojas de escritos sueltos, que de haber sido puñales me abrían atravesado, sentía un intenso deseo de tejer un rompecabezas con hojas de olivo; pretendiendo conjugar la cruda realidad local con la fantasía, intentaba precisar el origen del personaje principal, viéndome interesado por las características de los Nukak Makúk y por el perfil de un indio bushman que conocí en un libro de Julio Verne, junto con otros estudios que ayudaron aportando pinceladas a mis desvaríos e ideas.

Ubicado en mis reflexiones, encarnando una nueva anatomía, me hacia una realidad ilusoria, me imaginé cómo sería si la Europa del siglo XIX, no hubiera teñido la raza que habitara éstas tierras. Pero más allá de la genética, y asumiendo que dominarán sus epidemias, me pregunté:

Desde un puro legado ancestral, en éste tiempo que por cuestiones relativas sería otro ¿Cómo serían las mañanas?, ¿Cómo sería la genialidad de los indígenas bushmanes?, infundiendo ideales ascendentes, en una etapa de congregación humana, cuyo ciclo vital nutrido por la madre tierra, oscila en una existencia desde donde se pretendiera trascender a lo inmutable plantando ideales en unión eterna con la familia; que es reducida con lo que realmente se nos sirve en la mesa, donde el menú está cargado de platos fuertes, ofrecidos por esta lucha de poder, comandada por unas pocas multinacionales de unos cuantos ricos deslumbrantemente disfrazados a través de idolatrías, paradigmas y falsa moral, denigrando el ser humano desde diferentes posiciones, en medio de violencia y barbarie impune con tanta intimidación e indiferencia, con tanta rosca nauseabunda que degrada méritos, y de la que nos hemos visto inminentemente tentados a comer y con la que muchos se están “llenado”. luciendo con este temerario disfraz una capa de hipocresía que recubre con un sentido de heroísmos hasta donde se pueda, a un pánico colectivo, posado sobre un amancebamiento lleno de consumismo, redes sociales, intromisión, contaminación…..Mientras tanto, niños muriendo por hambre, donde hay tanta tierra y tan poca, por donde fluye tanta agua y tan poca, y a través de ella tanta desgracia para este legado generacional del que somos integrantes que continuamos por el camino decretado por el arriero, cuyo agotamiento es originado por la revolución cultural, permitiendo manifestar mi proyección estética, dándole sentido desde mi inconcebible percepción hacia la mendicidad infantil, el desplazamiento forzado y la segregación social, hechos que abundan en el inframundo, y que son reconfigurados en mi imaginario, inducido con mi preocupación de padre, deseando que mis hijos cultiven sus virtudes por lucidos senderos.

¿Qué sería de los bushmanes si se encontraran con esta calamidad? ¿Cómo reaccionaría Macum? ¿Qué recomendaría Tolec el iluminado maestro? Pues bien, conozcamos a Macum padre de Norztac, quién infundido por amor, buscaba la unión eterna, él se encontraba en su mayor sabiduría; era el momento de su travesía, en ésta transgresión deseaba ver a su amada, ella hubiese consumido esta corta ventaja, dando el fruto más trascendental que caminaría sobre la tierra, en el peor tiempo en que el arriero sobre alimentaría el inframundo. Macum era como aquellos guerreros que solo pierden una única batalla, en donde tan solo se encuentran después de pasar por una vida desventurada y así, con su cuerpo desmembrado, sintiendo su último aliento, se interno en el bosque, descendió por el Cañón de las Brujas, llegando hasta el resguardo donde se había ocultado su familia que lo esperaba entre clamorosas oraciones, conteniendo su alma en la agonía, presenciando el rencuentro, tomo a su hijo y mirándolo a los ojos le encomendó la más dura misión, luego se recostó para morir sonriendo.

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